“¿Y si contraatacamos con transparencia absoluta?”
A la hora de la verdad, transparencia la justa. Esta es la máxima de casi todas las personas con responsabilidad de gobernar en las instituciones públicas españolas. Por una parte, el ejercicio de honestidad que deben hacer las que llevan siglos en la política tiene tantas consecuencias incómodas, que son muy pocas las que se atreven a dar el paso, a empezar de cero, a hacer borrón y cuenta nueva. Y por otra, las que llegan de nuevas a la Administración se encuentran con tantos impedimentos, tanta desidia e inercia, que tampoco son capaces de sacar fuerzas de su inexperiencia para cambiar las cosas.
Pero está claro que si se quiere avanzar en transparencia solo es posible tomando decisiones y llevándolas a la práctica, moleste a quien moleste, incluso si a quien se molesta es a uno mismo o a una misma. Así de sencillo… y de complicado. Porque para llevarlas a la práctica se necesitan políticos y políticas que no solo sean valientes, sino también inteligentes, buenos estrategas, y que se crean de verdad que la ciudadanía tiene derecho a controlar a sus gobernantes. Más o menos como Birgitte Nyborg, la protagonista de Borgen, esa serie política de culto que tanto ha encandilado a la gente. Al contrario de lo que pasa en las administraciones públicas españolas, la máxima de esa Primera Ministra danesa de ficción es: “¿Y si contraatacamos con transparencia absoluta? (…). Que esté todo disponible en la web”.
Ojalá esta idea saltara de la pantalla y se convirtiera en realidad. En DEPARENPAR.ORG estamos convencidos de que ese es el camino a seguir.